Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de 2018

Rancho Luna: el reino de los mariscos*

© Indira R. Ruiz Desde la entrada misma del restaurante casi puede verse la famosa   Glorieta Morisca   que representa a Manzanillo. Dentro, el ambiente sosegado de luz tenue de este ranchón en medio de la ciudad marcará la experiencia en   Rancho Luna , una de las primeras opciones al consultar las guías gastronómicas sobre la ciudad o sitios de viajes como   Trip Advisor . Los pisos antiguos, los portones pesados dan fe de la antigüedad de este caserón devenido un hito para la cocina manzanillera. Aunque su especialidad son los mariscos y pescados por tratarse de una ciudad portuaria, aquí también se ofrecen variados platos de pollo, cerdo y res lo cual abre el espectro de posibilidades al comensal.

La venezonala: de buenas intenciones está pavimentado el camino al infierno*

©Indira R. Ruiz La bienvenida es un reggaetón a toda marcha y una asustadiza camarera que nos pregunta si vamos a comer.   Pues, claro,  pienso yo y nos sentamos a una mesa junto a la ventana de esta casa, cuya amplia sala se convirtió en el área para clientes. Es allí donde creemos que hará menos mella en nosotros la seudo música, el alboroto sonoro que nos predispone contra una placentera experiencia gastronómica.

Sé Martí

© Indira R. Ruiz Durante uno de mis paseos nocturnos por Manzanillo...

Hay cocos y velas

© Indira R. Ruiz

Vacaciones

© Indira R. Ruiz

Oshin: el drama de la supervivencia

He estado deseando escribir sobre Oshin desde que inició su retrasmisión en Cuba este 2018, sin embargo sentimientos encontrados me han hecho caer en la conocida procastinación nuestra de cada semana . La serie que fuera originalmente divulgada por la NHK entre 1983 y 1985 llegó a la isla, como llegan muchas otras novelas   ─pienso rápidamente en   Vale todo ( Rede Globo ) que nos legara el término “paladar” además de su concepto─ . Así mismo llegó Oshin , con ese donaire didáctico, dejando atrás las frivolidades de la vida; enseñó a los cubanos a tener un poco más de humildad, paciencia, perseverancia…en fin a no consumir la vida en vanidades como dijera también Sor Juana . Y nos vino bien. Allá por los noventa cualquier clase de expectativa que se fuera armando ante nosotros valía la pena, como una ciudad que de súbito se recuerda a sí misma y levanta sus cimientos sobre el recuerdo de lo que fuera antes

Pum que hace el corazón teatral

Papote, el clown que conocemos de anteriores entregas de Teatro Tuyo como La estación o Caras blancas , se ha convertido para Pum en vendedor de globos. Esta obra toma como tema central una de las artes cultivadas por los payasos de fiestas y ferias con el objetivo de sorprender: la globoflexia. De su carro colocado en el centro del escenario, Papote saca globos coloridos que ofrece a la gente, en lo que parece un suceso posible en cualquier espacio de diversión donde acuda toda la familia. Sin embargo, esta escena aparentemente común y que pudiera ser alegre, tiene un trasfondo neurálgico: Papote es un payaso de estos tiempos, que halla en su público simpatías al ponerle un precio inusitado a sus globos, se ridiculiza constantemente al hacer equivaler su producto a una cuasi fortuna en la Cuba de hoy.

Hay que estar en la Farándula

© Buby No nos engañemos: Farándula está en todas partes. Tanto en el éter de las redes sociales de manera persistente como en el espacio físico,  allí en la calle Línea a lo largo del Circuito Teatral. Las vallas grises de la Hemeroteca de Casa de Las Américas —en construcción—, el portal de la Casona de Línea e incluso las olvidadas veletas promocionales Línea han vuelto a la vida y atrapan la atención de los transeúntes.

El Pavo: restaurante cubano

©Indira R. Ruiz Existe en el mundo de la coctelería un preparado mitológico a base de tequila blanco y limón llamado “Pa’ machos”. Su detalle “masculino” lo pone un ají picante que se coloca como adorno dentro de la copa previamente escarchada con sal…Uf, como para enchilarse hasta los tuétanos. De igual manera, en nuestra gastronomía contamos con un equivalente a esta “bravura”. Hablo de los legendarios espacios donde se come “a lo macho”, es decir, “a lo cubano”, “a lo guajiro”, “de manera animal” y toda suerte de metáforas que signifiquen de forma copiosa.