Lo mejor es soñar de Raúl Piad Ríos es un mapa de obsesiones personales de su autor, a la vez que un conjunto de relatos de ciencia ficción que nos coloca en un utópico y decadente mundo futuro. Temas ya abordados desde la literatura y el cine como la lucha entre hombre y máquina, la prevalencia de las inteligencias artificiales en detrimento del hombre mismo, la manipulación genética, la vida como ficción opuesta a la realidad son los temas que le ocupan en este conjunto de narraciones.
Sin embargo, este libro no es solo un derroche de tecnologías, balas futuristas, alienígenas o exploradores extraterrestres. Al autor le interesa el mundo personal y las experiencias que conforman el carácter de cada una de sus creaciones. Como narrador Piad hace derroche del dominio dramático, convirtiendo la totalidad de sus cuentos en historias de intensidad en ascenso.
Su lenguaje preciso no se desboca en híper informar al lector sobre esos mundos nuevos que ha creado para nosotros, sino en conducirle por caminos narrativos que se convierten en laberintos de espejos sorprendiendo siempre con sus finales para nada esperados. Quizá los más memorables de la entrega, so pena de no ser justa con un gran conjunto de relatos, lo constituyan “El código de Rebecca” —donde se otorga voz a la IA que domina una nave de exploración— y “El origen” —donde las tecnologías abandonadas por los hombres en un planeta toman consciencia de sus albores—. Sin embargo cada uno de los cuentos tiene ese don de “verse” cinematográficamente, siendo narraciones perfectamente adaptables al género audiovisual.
Existe en el mundo(s) creado por Piad una constante reverberación cual datos repetitivos que se dejan escuchar aquí y allá para reafirmar la pertenencia de cada cuento a la obra en conjunto y de todas ellas al espacio futuro. Asume para su nueva cosmología una serie de neologismos futuristas: medigel, mambises y eurodólares—para llamar las monedas—, holopantalla que sumada a la descripción del mundo futurista coloca al lector en medio de las disquisiciones filosóficas que le ocuparán en un futuro como raza. A veces le acusa un cosmopolitismo que sitúa los cuentos en ciudades del mundo desarrollado fuera de la Tierra, en uno de esos posibles futuros que vislumbran al hombre como conquistador del espacio—“Por última vez”—. Ora los escenarios escogidos, sus descripciones caóticas parecen calcadas de nuestra propia Isla, la real—“Lazos de sangre”—, donde la gente pobre vive en cuarterías, y debe cruzar puentes anegados en agua pagando peaje.
Lo mejor es soñar fue merecedor del Premio David 2017 de Ciencia Ficción que cada año reconoce el trabajo de un autor aún no publicado. La edición de Anele Arnautó Trillo es precisa en el arte de allanar al lector los caminos desconocidos que presenta Lo mejor es soñar, aunque en la impresión se extraña el cromado característico de Ediciones Unión sobre las cubiertas, que da a cualquier entrega cierta distinción. Amén de ello, estamos frente a una colección de cuentos que bien amerita el “descubrimiento” de este nuevo autor, con un cuaderno donde las reflexiones sobre el futuro hallan perfecta mistura con el uso de las técnicas narrativas.
Sin embargo, este libro no es solo un derroche de tecnologías, balas futuristas, alienígenas o exploradores extraterrestres. Al autor le interesa el mundo personal y las experiencias que conforman el carácter de cada una de sus creaciones. Como narrador Piad hace derroche del dominio dramático, convirtiendo la totalidad de sus cuentos en historias de intensidad en ascenso.
Su lenguaje preciso no se desboca en híper informar al lector sobre esos mundos nuevos que ha creado para nosotros, sino en conducirle por caminos narrativos que se convierten en laberintos de espejos sorprendiendo siempre con sus finales para nada esperados. Quizá los más memorables de la entrega, so pena de no ser justa con un gran conjunto de relatos, lo constituyan “El código de Rebecca” —donde se otorga voz a la IA que domina una nave de exploración— y “El origen” —donde las tecnologías abandonadas por los hombres en un planeta toman consciencia de sus albores—. Sin embargo cada uno de los cuentos tiene ese don de “verse” cinematográficamente, siendo narraciones perfectamente adaptables al género audiovisual.
Existe en el mundo(s) creado por Piad una constante reverberación cual datos repetitivos que se dejan escuchar aquí y allá para reafirmar la pertenencia de cada cuento a la obra en conjunto y de todas ellas al espacio futuro. Asume para su nueva cosmología una serie de neologismos futuristas: medigel, mambises y eurodólares—para llamar las monedas—, holopantalla que sumada a la descripción del mundo futurista coloca al lector en medio de las disquisiciones filosóficas que le ocuparán en un futuro como raza. A veces le acusa un cosmopolitismo que sitúa los cuentos en ciudades del mundo desarrollado fuera de la Tierra, en uno de esos posibles futuros que vislumbran al hombre como conquistador del espacio—“Por última vez”—. Ora los escenarios escogidos, sus descripciones caóticas parecen calcadas de nuestra propia Isla, la real—“Lazos de sangre”—, donde la gente pobre vive en cuarterías, y debe cruzar puentes anegados en agua pagando peaje.
Lo mejor es soñar fue merecedor del Premio David 2017 de Ciencia Ficción que cada año reconoce el trabajo de un autor aún no publicado. La edición de Anele Arnautó Trillo es precisa en el arte de allanar al lector los caminos desconocidos que presenta Lo mejor es soñar, aunque en la impresión se extraña el cromado característico de Ediciones Unión sobre las cubiertas, que da a cualquier entrega cierta distinción. Amén de ello, estamos frente a una colección de cuentos que bien amerita el “descubrimiento” de este nuevo autor, con un cuaderno donde las reflexiones sobre el futuro hallan perfecta mistura con el uso de las técnicas narrativas.
Muchas gracias por esta gran reseña, acabo de leerme el libro poco después de haberme encontrado con ella. El libro me gustó mucho, y creo que, además de El código de Rebeca, Solo los muertos se bajan en Coronado es uno de los mejores cuentos. Espero que pronto otros interesados y amantes de la cf puedan acercarse a este joven autor
ResponderEliminarEstimado Alejandro, gracias por su comentario. Coincido totalmente con usted. Este libro es sorprendente y bien merece ser conocido por muchos lectores. Ojalá así sea...
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