El tiempo pasa y ya la calle Arbat tiene entre sus ilustres moradores, miembros de la oligarquía; y la economía de mercado junto a las posibilidades de expresión abiertas y las demandas de los siempre fieles lectores ha cambiado el rostro del funcionamiento editorial tanto como el de la ciencia ficción que se produce en Rusia donde, por ejemplo, ya los editores sienten más confianza al apostar por obras nacionales contando con figuras como Víktor Pelevin o Zajar Prilepin distinguidos como best-seller nacionales, por ejemplo; o el caso de Serguei Lukianenko quien ha logrado posicionarse sin discusión en los lugares de preferencia con múltiples avales provenientes de editoriales de todo el mundo, con su obra traducida ya a insospechados idiomas. Un agigantado paso hacia el futuro es lo que plantea para el espacio editorial cubano la publicación de Serguei Lukianenko. Llegó a los anaqueles cubanos primeramente con su dilogía Borrador y Copia en limpio gracias a la Editorial Arte y Literatura en 2013. Más tarde en 2016 con Espectro que de igual manera desapareció de los anaqueles de venta con vertiginosidad.
Lukianenko es hoy uno de los más populares y renombrados escritores de ciencia ficción no solo de Rusia. Su obra trasciende Europa, y llega a todos los confines donde habiten fanáticos de los viajes a mundos paralelos. Su etapa productiva comienza justo con el fin de la EraSoviética. Nacido en la década del 60, hacia los 90 ya comenzaba a
dejarse conocer aquí y allá por los lares de la ciencia ficción eslava. Y ciertamente su carrera de sicología, trunca a favor de la literatura, debe haberle aportado un deseo de ahondar siempre en la mente humana, sus intersticios y las dicotomías básicas como “bien-mal”.
Su obra conocida en Cuba no acusa facilismo alguno. Borrador plantea una riesgosa álgebra a solucionar: Cada hombre nace atado a una “función”, mientras más apegado esté a ella, mejor “funcionará”, mas si se aleja y pretende fungir como cualquier otra cosa, puede suceder que no cumpla bien con su cometido o que los “veladores del orden de las funciones” aparezcan y le obliguen a “funcionar” según lo establecido. Lukianenko plantea en cada una de sus obras un dilema existencial que raya en lo social, siempre con preguntas implícitas sobre nuestras vidas como entes sociales. Copia en limpio es una suerte de ensayo histórico, una sarta de mundo de ucronías donde cada universo ha sido prueba y ensayo para el más grande experimento social: la Revolución Rusa y posterior afianzamiento del régimen comunista. En su cosmogonía, nuestra Tierra es uno de esos mundos implicados en el ensayo; existe en una realidad paralela una Tierra donde el comunismo ha llegado a su etapa óptima.
Deben estar preparados sus lectores para vivir aumentos drásticos de adrenalina, pues la narraciones de este autor están llenas de acción, premuras, armas de fuego…Espectro cosechó en 2003 los premios Big Urania de Kiyvcon, Sigma-F de SF Forum, el Interpresscon, así como el Premio Caracol de Bronce instituido por el empresario y editor Alexandr Sidoróvich junto a Arkadi y Boris Strugatski, que se otorga anualmente en San Petersburgo desde 1992 a obras del género fantástico. Mantiene varios puntos de contacto con Borrador y Copia en limpio: el héroe que va descubriendo su propia fortaleza desde las primeras páginas; la escalada a una posición de poder; la presencia de infinitos mundos paralelos por los que el protagonista viaja en busca de “la chica”…Entre las descripciones de estos mundos y el funcionamiento de los mismos, se maneja Lukianenko diestramente, conformando una novela literalmente
adictiva, que a partir de la otredad del mundo real en que habitamos va destejiendo la realidad paralela, no de forma fantástica, si no explicando fenómenos históricos y sociales pertenecientes al mundo real como la Revolución Socialista de Octubre o el fin de la Era Soviética.
Saga Guardianes
Cuba en el presente un desfasaje abismal respecto al mundo editorial extranjero —situación de aspecto estático con poco cambio en el futuro inmediato —. Ya ni siquiera importamos libros de los nuevos países amigos y las alianzas son más económicas que literarias, salvo las contadas excepciones de editores que se emplean a fondo para sortear
estas adversidades: pienso en Otras tierras, otros soles. Una mirada a la ciencia ficción (Editorial Letras Cubanas, 2017) en cuyo extenso prólogo los compiladores Rinaldo Acosta y Fabricio González expusieron los intríngulis de un trabajo editorial que como este pretende actualizar a los lectores cubanos sobre quiénes son los principales autores de la modernidad —de la modernidad fuera de Cuba, huelga decir—, o como diría mi abuela no extraterrestre “de cómo se cocina en el caldo fuera de la Isla”. Y, claro, ya no tenemos en Cuba los equivalentes de la Raduga o la Mir para abrir nuestras puertas a esos mundos paralelos que son también esos otros países.
Pensemos por ejemplo en un escritor prolífico como Serguei Lukianenko quien publica un promedio de dos libros anuales. Este autor hubo de esperar más de cinco años por la publicación en español de Guardianes de la noche, y unos diez por la versión en otras lenguas. Estas publicaciones tardan muchos años en llegar hasta Cuba, cual estrellas lejanas muchos años luz de nuestra ubicación. A menudo llegan a nosotros meras traducciones —sin apellidos como “fieles”, “dignas” o “certeras”—: simples traslaciones literarias que nos orientan a medias sobre el mapa estelar de la CF mundial. Con la “Saga de los guardianes” una pentalogía compuesta por Guardianes de la noche publicada en 1998, seguida por Guardianes del día, Guardianes del crepúsculo, Los últimos Guardianes y Nuevos Guardianes, Lukianenko entró de súbito en el concierto estelar de escritores de ciencia ficción rusa, ayudado por la puesta en pantalla de esta historia: Primero en 2004 y más tarde la segunda parte en 2006. Este rotundo éxito cinematográfico le recolocó en el camino de la fantasía como género definitivo.
Antón Gorodetski es parte de la organización de los “Guardianes de la noche”, unión comprometida con la protección de la Luz como fuerza motora del mundo y los luminosos, magos y otros seres dotados de poderes sobrenaturales. En tanto los “Guardianes del día” son la fuerza opuesta compuesta por brujos y vampiros entre otros…Ambas fuerzas están en pugna desde el inicio de los tiempos y de manera paralela a la vida que conocemos, pues las fuerzas de la oscuridad y de la luz se manifiestan en un mundo paralelo conocido como el Crepúsculo cuyo espacio coincide con el mundo tangible conocido por todos, pero su manifestación está reservada solo a “los otros”, esos seres capaces de percibir y trabajar con las fuerzas telúricas o luminosas de la tierra. En la saga de los guardianes el autor pone de manifiesto una vez más la otredad de los hombres, que en su cosmogonía cobra impresionante fuerza como espacio de resemantización de la vida tal cual la percibimos. Las constantes diatribas a las que se somete el personaje principal a lo largo de esta obra se traducen en el lector en ejercicios de valoración, cuestionamiento, incluso de revisitación de aspectos históricos del mundo. Las ucronías que llevan la rúbrica de Lukianenko no pierden de vista jamás los aspectos que los atan a la realidad, de ahí su aspecto “adictivo”: leer a este autor se traduce en observar el mundo perceptible bajo una nueva luz —o crepúsculo, según se mire—.
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Gracias, Rigo, por tu comentario...un saludo
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