Ir al contenido principal

55 Theatertreffen Berlín: un teatro a imagen y semejanza de la sociedad

Supongo que los domingos no son ideales para viajar desde la Isla. Son muchos los turistas europeos que regresan justo ese día de sus vacaciones en las playas de Varadero, de sus paseos por el casco histórico de una ciudad que va a cumplir su medio siglo, de su primer –segundo… enésimo- encuentro con la salsa, el ron y el tabaco que son aún nuestra imagen ante el mundo. Dos horas de pie ante aduana entre turistas de marcha cansina que regresan a sus casas, mientras yo me alejo de la mía, repasando mentalmente la semana que se dibuja entera para mí: mi primer encuentro con el teatro europeo, Alemania, Theatertreffen 2018…
El taxista que me lleva desde el aeropuerto de Berlín-Tegel al hotel en un distrito del oeste es inmigrante venido desde Albania según me explica en un inglés con fuerte acento mediterráneo, no creo que esté acostumbrado a hablar demasiado con sus clientes así que dejo a un lado la cháchara tropical.Losguías voluntarios del evento son artistas alemanes entre los que hay segundas generaciones de inmigrantes turcos y cubanos de manera que mi primera preconcepción sobre este país se resquebraja ya en mi primera hora de estancia alemana.
Berlín es una ciudad reposada, detenida en el tiempo y moderna al unísono. Tiene una efervescenciaque no se muestra a simple vista a los ojos de los visitantes y que se relaciona ante todo con el proceso de formación y redefinición que han acarreado las mezclas culturales de sus derroteros modernos.La urbe ha asimilado tantas culturas que es común en sus calles y espacios públicos la gastronomía turca, japonesa, española, india o árabe conviviendo amigablemente con pretzels, apfelstrudels y otros delicatesen germanos.
Sin embargo, en el teatro como semillero de diatribas cívicas por excelencia tienen lugar las importantes contiendas filosóficas de esta sociedad. Es a través del teatro que el hombre como ente moderno se revela, reflexiona. Entonces a los ojos del auditorio las aguas aparentemente tranquilas del Spree se tornan torbellinos que pasan en su decursar fluvial junto a las orillas del East SideGallery, donde los despojos del Muro de Berlín están en pie aún como recordatorio de la historia más reciente; o del Reichstag, edificio desde donde se han trazado políticas tristemente célebres y otras que han abierto los brazos de Alemania al mundo.

La historia del Theatertreffen Berlín 2018 comienza por la crítica: un grupo de siete periodistas independientes han transitado festivales y teatros en lengua alemana para votar las “mejores” diez obras del teatro alemán actual. Entiéndase “mejores” como las obras que en su conjunto muestran la realidad de las artes escénicas, con esa pluralidad, tendencia al cambio, redefinición de una sociedad cambiante que caracteriza la Alemania de hoy: atravesada en sus raíces por la fusión cultural y la oposición a la globalización y una fuerte oposición a la disolución de la identidad cultural.
De 409 puestas en escenas vistas a fin de hacer la selección de entre los estrenos de la más reciente temporada, los críticos y escritores Dorothea Marcus, Chistian Rakow, Shirin Sojitrawalla, Andreas Klaeui, Eva Behrendt, Wolfgang Hobel, Margarete Affenzeller eligieron diez piezas que muestran,según su criterio, el estado del teatro en lengua alemana ahora. Acompañan la selección oficial una veintena de puestas otras que sin tener la mayoría de votos fueron propuestas como posibles selecciones, por lo que quedaron nominadas como la muestra alternativa a la oficial del Theatertreffen 2018.
A vista de pájaro se aprecia en esta selección la permanencia de nombres como Frank Castorf, Thomas Ostermeier, Michael Thalheimer junto a una joven directora como Susanne Kennedy, Chistopher Ruping o Falk Richter; visitaciones a personajes de la ficción como Fausto, BlancheDubois,a epopeyas como La Odisea en escenarios como salidos de pesadillas interminables…obras de Bertolt Brecht, Elfriede Jelinek, Eurípides se unen a motivos de los escritores Pier Paolo Pasolini, Thomas Melle, James Joyce, Didier Eribon…en fin que el teatro alemán de hoy –según esta muestra – es a su vez el resultado de una escisión de la historia.


Fausto de Frank Castorf
No creo que existan muchas cosas en el mundo de las tablas que logren competir contra una puesta de en escena de Frank Castorf. Su Fausto es la elegida para darnos la bienvenida al Theatertreffen y la última de este director con el Volksbuhne tras veinticinco años de trabajo con este emblemático teatro y colectivo berlinés que ha llevado con orgullo eso de ser el “teatro del pueblo” en este edificio donde “cada silla del auditorio es tan buena como la otra” según nos dice el guía en honor a la función social con que fuera construido este edificio en la Rosa Luxemburg Platz.
Lo primero que salta a la vista es su duración de siete horas que nuestros anfitriones advierten, durante las cuales sensibilidad, inteligencia y paciencia del auditorio son puestas a prueba. Sin embargo, después de múltiples intentos por seguir el hilo conductor de una madeja que se parte en múltiples historias lo mejor es abandonarse en la silla y dejarse atrapar por este artista que es Castorf, sin resistencia, sin oposiciones, para de su mano desandar el hito de la literatura germana que esta vez no se centra en términos de diatribas entre bien y mal, sino que se deja seducir por la intensidad expresiva de este director.
El material de trabajo es la obra de Goethe, aunque Castorf no presta tanta atención al pacto diabólico en sí mismo sino ala violencia de la conquista europea, específicamente de la ocupación francesa de Algeria –espacio reflejado como una realidad paralela a la de Fausto-como los múltiples citas ya visuales como textuales que componen el entramando de la puesta en escena. El mundo de Fausto visto por los ojos de Frank Castorf, es un mundo moderno, donde el brillo de las noches de sexo pagado se mezcla con la neblina de la muerte, y donde Margarita abandonada se convierte fugazmente en Naná, la prostituta francesa creada por Emile Zolá, quien enferma que deambula por las calles lóbregas de un París del siglo XIX. Este mundo moderno que no es europeo, sino mestizo, donde convive Papa Legba como cancerbero del infierno, y el vodú de las islas y la negritud africana se mezclan con las nieves europeas, allí donde el poema Fuga de Muerte de Paul Celan es declamado en escena como arenga por el rapero y actor de Burkina Faso AbdoulKaderTraoré; como espejo a su vez de la cambiante sociedad alemana que cuestiona su historia.
La concepción escénica de AleksandarDenic essobrecogedora: haciendo uso de un escenario giratorio en el que se incorporan un bar, una casa embrujada, la estación Estalingrado del metro de París con su correspondiente plataforma y tren…la mayoría de estos espacios están ocultos a la vista del público y toda acción ocurre tras las paredes de los escenarios increíblemente realistas cuyos detalles son captados por cámaras en mano, proyectados y magnificados sobre pantallas giratorias que esconden letras de neón. Fausto parece un sueño, una pesadilla que obliga al auditorio a mirar allí donde las verdades son menos bondadosas.
Retorno a Reims de Thomas Ostermeier
El Schaubühne de Lehniner Platz, se distingue en la distancia por sus paredes de cristal y sus marquesinas que recuerdan que estamos en un antiguo cine. Esta vez Thomas Ostermeier, el director residente de este teatro ha adaptado a la obra filosófica y autobiográfica del escritor francés Didier Eribon. En Retorno a ReimsEribonexplora los mecanismos de exclusión y la desaparición de la clase trabajadora europea desde el marco de su familia de extracción humilde.Luego de treinta años de ausencia, Eribon regresa a su ciudad natal para presenciar cómo su familia de fuerte filiación izquierdista forma parte de la extrema derecha nacionalista en el presente.
La puesta en escena ideada por Ostermeier ocurre en un estudio de grabación. La actriz Nina Hoss pone voz al material documental sobre este viaje de auto descubrimiento de Didier Eribon, en tanto los lugares a los que se hace referencia en el libro se convierten en imágenes. El material documental se proyectará en una pantalla colocada sobre la escena, en tanto Hoss lee ante el micrófono fragmentos del libro.
Se trata de una puesta de un tempo pausado, donde los personajes permanecen gran parte del tiempo cumpliendo una función estática: Nina Hoss lee en el estudio mientras el director y el grabador de sonido permanecen tras los cristales de la cabina. De manera que se asiste a la puesta en voz de un libro acompañado de imágenes del “regreso a Reims”.
Sin embargo, nada es tan simple en el teatro de Ostermeier: esta grabación se ve a menudo interrumpida por los reclamos del grabador, un inmigrante de Manchester, quien no puede hacer horas extra e interrumpe constantemente la “creatividad” del director del documental; la realidad le apremia, los hijos requieren atención: el grabador es otro de esos desechos de un experimento social que tuvo sus inicios en Manchester. Esta ciudad construida durante la Revolución Industrial del siglo XX fue cuna del comunismo entre otros logros sociales del pasado siglo. Hoy el grabador es la encarnación de estereclamo de Eribona la historia.Retorno a Reimses asistido por un entramado profundamente filosófico, donde el comunismo como proyecto utópicofracasa en forma de libro, en forma de documental y en la piel de un emigrante.
La historia en escena pronto se mezcla con la realidad: la actriz Nina Hoss es en la realidad la hija de un miembro del parlamento alemán WilliHoss devenido político tras fungir como líder obrero de izquierda.WilliHoss tuvo una interesante vida como líder que le permitió vivir entre las dos Alemanias, y vincularse a la vida pública siempre a favor de los más desfavorecidos. Nina Hoss-Katy, la actriz de voz, muestran desde su celular fotos documentales de sus memorias como hija de un dirigente. Así desde la escena se “levanta” una verdad, una que impide al público regresar a la ficción del teatro. Están ante nosotros la tríada Eribon-Hoss-Ostermeier como descendientes de la izquierda que hoy cuestionan la historia:los derroteros europeos han convertido a la una vez victoriosa clase trabajadora en víctima del neoliberalismo y esta es una de las verdades dolorosas que nos llegan desde todas direcciones.
El final es abrupto. Llega tras una pausa y de manera repentina. El público se sacude ya que Ostermeier parece decir con esto “basta de filosofías escénicas, miren a su alrededor”.
Tambores en la noche de Bertolt Brecht dirección de Chistopher Ruping
El DeutschesTheater, tiene ese aire sereno de los edificios antiguos. Construido en 1850 como teatro estatal conserva aún esa aura calma que te hace casi descubrirte ante las paredes tapizadas de rojo como si una duquesa cubierta de diamantes fuese a abrir de súbito las puertas de pesada madera.
Es este espacio el elegido para la presentación de Tambores en la noche del Muncher Kammerspiele bajo la dirección de Chistopher Ruping. Se trata de la segunda obra de Bertolt Brecht, y de la primera estrenada en Alemania en 1922. El soldado Andreas Kragler regresa a casa de la Guerra para encontrarse que el país está en medio de una revuelta civil en tanto su novia Anna se ha comprometido a un prominente dueño de una fábrica de materiales bélicos. Según la historia, Brecht no estuvo muy complacido con el final, en el que Andreas le da la espalda a la realidad política para rescatar el amor de Anna.
El estilo expresionista de la obra no fue muy bien acogido por el público en aquella época. Sin embargo, el director ChistopherRuping lo retoma a partir de las fotografías documentales que de la obra existen para recrear casi compulsivamente escena, vestuarios y mobiliario según las instantáneas.
Un cartel escrito sobre una sábana cuelga sobre la platea del Deutsches Theater:“Glotztnicht so romantisch“ frase que dirigió Brecht a la burguesía apartada de revueltas y de sensibilidades de la clase trabajadora. Algo así como un grito de “Quita esa mirada romántica de tu cara”.
No quiso entonces Brecht que se asistiera al teatro para dejarse “engañar” por la ficciónde una “bonita trama de final feliz” tampoco lo desea Ruping, quien siguiendo los pasos del padre del teatro político primeramente presenta ante el auditorio un ejercicio de montaje de la escenografía: operarios, técnicos que aquí y allá irán armando la escena de marcada tendencia expresionista. Todo estará listo una vez que la luna de cartón extrañamente roja sea colocada en medio del escenario.
Hay algo de este Tambores en la noche que resulta raro, como de sabor extraño. Sumándose a esta escenografía no realista, estará también el estilo de actuación seguido el cual calca las posiciones de las fotografías documentales de la puesta original. Los actores se mueven por la escena como quien sigue un patrón, poniendo énfasis en llenar el molde ideado por Brecht, lo que resulta a ratos hilarante y pomposamente desajustado: Ruping pone luz sobre lo que hay de romántico en la obra, lo que hay de altisonante o trillado a la vez que evidencia los puntos flojos de la obra. Una vez alcanzado esta sensación, el escenario irá mutando, los vestuarios cambiarán, como si la puesta avanzara a pasos agigantados por el tiempo.
Más importante que la historia misma lo es el hecho de que la puesta en escena irá transitando por los más disímiles estilos de actuación. Perdido el encartonamiento inicial que restringe la acción al centro del escenario, la misma se irá ampliando copando las patas, el proscenio, invadiendo el lunetario, micrófono en mano los actores harán foro, discutirán continuamente interrumpidos por las intromisiones musicales de DamianRebgetz. Este actor fungirá como un alivio a las tensiones provocadas dentro de la obra cuando “pone” música en vivo e interpreta y se emociona con temas románticos modernos conocidos por todos. Paso a paso, la puesta se irá “saliendo de las manos” que sería otra forma de decir que Ruping ha empujado esta obra fuera de la concepción brechtiana hacia algo que no me atrevería a llamar “extrañante” sino muy parecido al teatro alemán que he podido ver hasta el momento.
Durante un punto climático de la obra, Damian Rebgetz detiene una escena para aleccionar a alguien oculto tras las cortinas que ha entrado al teatro por la puerta de atrás. Tras un diálogo cordial, donde conocemos por la “conversación” se torna álgida, cuando disgustado por una respuesta,Damian dice al intruso que regrese a su país. El personaje referido es evidentemente un inmigrante: Tambores en la noche se actualiza así también socialmente. A su vez se convierte en una obra que deconstruye constantemente. Escena tras escena se irán mostrando los costurones del hacer teatral más tradicional hasta que se torna la obra en una especie de ópera espacial, los personajes tienen ahora vestuarios de grueso nylon, el escenario ha quedado completamente vacío tras remover los paneles expresionistas y con todo cubierto de niebla, más que ver en escena, escuchamos esas voces que vienen de todos lados. La obra se convierte en una suerte de aquelarre para los sentidos, donde contantemente estará el espectador siendo provocado: Glotztnicht so romantisch, repite Ruping.
El final quizá sea uno de los finales más sobrecogedores de mi experiencia como espectadora: actores y operarios traen a escena una trituradora de madera de infernal sonido, en ella irán metiendo los decorados, los paneles expresionistas, la luna roja…Es teatro, nada de esto es real, si casi cien años antes, Brecht se preocupó por la educación política de su auditorio, en 2018 es la forma de poner en escena lo que seduce a Christopher Ruping y sobre esta forma, seráTambores en la noche su salón de juegos.
El camino real, de Falk Richter
Haus der Berliner Festpiele es un moderno edificio de cristal de dos pisos que acoge diferentes espacios propicios para la presentación de obras, el intercambio y el trabajo teatral. Sus jardines, cafetería están llenos siempre de jóvenes que atraídos por su arquitectura abierta le han convertido en un espacio suyo donde se debate siempre sobre teatro. Se trata también del centro que organiza el Theatertreffen además de otros eventos de intercambio internacional.
Falk Richter es otro de esos hitos dentro del arte de la dirección escénica. El camino real, un texto de la autora Elfriede Jelinek a quien conocemos por su verbo directo y por la elección de temas difíciles. Juntos traen esta puesta en escena que versa sobre el neoliberalismo, como una suerte de protesta contra la banalización de la vida moderna. Se trata de un texto sumamente filosófico cuya comprensión total pasa por la experiencia de vivir en Alemania y ser una figura cívica en esa sociedad que se está recontruyendo, rensamblando, autoreconociendo.
El diseño escénico de Katrin Hoffmann, plantea una multiplicidad de escenarios donde actores compartirán set con los videos de los artistas visuales Meika Dresenkamp y Michel Auder. Son muchas las historias, las imágenes y personajes convidados como para aprehender esta obra completamente: la rana René de Jim Hensson, el lejano oeste, los rednecks, el rey embobecido con ansias de poder…El camino real es a su vez la sociedad europea, alemana, que cuestiona a su propia historia, que en el teatro, como plaza cívica trae estos cuestionamientos sobre los derroteros sociales que premian el nihilismo, el brillo, y la vacuidad allí en la cuna de los filósofos más reconocidos del mundo occidental.
El camino real es un grito agónico de los creadores a su auditorio, un llamado al despertar social. De ahí que la apariencia más bien adusta de las primeras imágenes en escena, donde un puñado de personajes en ropas de coctel se sientan a una mesa de discusión se va tornando con el paso del tiempo en una explosión diseñada a los sentidos. Diálogos, arengas improvisadas, los personajes llegarán a una suerte de éxtasis destructivoreflejo del egoísmo que caracteriza la sociedad moderna.
Las vírgenes suicidas de Susanne Kennedy

También en este sentido cuestionador de la modernidad se encuentra el trabajo de la joven directora Susanne Kennedy. Su Las vírgenes suicidas es la adaptación para la escena de la novela de Jeffrey Eugenides, que tuvo ya una puesta en pantalla por Sofia Coppola también bajo el mismo nombre. La historia es la de una familia de clase media con cinco hijas que irán muriendo a lo largo de poco más de un año. Sobre esta historia ya conocida, Susanne Kennedy jugará con sus obsesiones escénicas que son el cuestionamiento de la realidad, el cuerpo y la idea que se tiene de él.
Sobre el escenario, un círculo, y sobre este como biombo gigantesco más de diez pantallas de diferentes tamaños que bombardean al auditorio de posts de Youtube y video arte; sobre la pantalla lateral un avatar andrógino será quien guíe la “acción” narrando fragmentos de la novela, especialmente en que las chicas van muriendo. En escena cuatro cuerpos completamente cubiertos por vestidos botas, guantes y máscaras blancas. Al centro el cuerpo de la primera hermana muerta.
La audiencia seguirá un año de muertes de acuerdo con la estructura del libro tibetano de los muertos que describe a su vez los estados de la muerte, la realidad y el renacimiento. La directora hace una comparación de la muerte en sí misma y la realidad virtual. Incluso en escena se niega la aparición del cuerpo humano real como herramienta comunicativa. En cambio Kennedy recurre al cuerpo oculto, al avatar, a la realidad virtual para provocar en el público un profundo cuestionamiento de lo que se entiende por real, con ello cuestiona a su vez las verdades sociales.
Un tranvía llamado deseo de Michael Thalheimer

Visitar el BerlinerEnsemble es como un sueño de cualquier teatrista. Sobre todo en Cuba donde la huella brechtiana ha sido —y continúa siendo— profunda y donde el Efecto V, el teatro político, el cabaret y el teatro reflexivo, sigue llevándose las palmas de las creación escénica. Llama la atención la arquitectura de este lugar tan burgués, tan cubierto de cortinas rojas, tan con sus palcos para acomodar a los más adinerados, tan lejos de como uno se imagina el teatro hecho por Brecht…Sobre este mismo espacio dedicado hace más de siete décadas al quehacer teatral pone Michael Thalheimer el archiconocido Un tranvía llamado deseo de Tennessee Williams.
Se trata de un reto escénico, como mismo la multiplicidad de escenarios lo es para el Fausto de Castorf, aquí una elevación del escenario unos dos metros, así como una inclinación de unos 30 grados hacia la izquierda dan a esta obra la idea de que estamos ante el corte transversal de una madriguera. Los actores cargan en sí mismos todos los datos necesarios: huelgan las presentaciones. Thalheimer hace transitar a la tríada Blanche-Stella-Stanley por una depauperación escénica. Luchan los actores, por tener en pie a sus personajes en condiciones del tal desbalance;luchan los personajes de escapar a la omnipresente ley de gravedad que los despeña una y otra vez por la rampa de madera: caen, caen, caen…no pueden escapar a su destino.
Es esto lo que pone en escena el director: la lucha del hombre contra su historia, contra su vida, la suciedad que a uno y otro lado va saliendo de la maleta de Blanche: papeles viejos —las escrituras de la casa perdida—, collares de perlas falsas regalos de sus clientes; la sociedad que lucha también pero termina cayendo, cayendo, cayendo.
Según nos explicaron más tarde nuestros anfitriones en la famosa Kantine del teatro, el BerlinerEnsemble tiene más de catorce funciones semanales, pues hacen uso de dos escenarios que tienen al menos una presentación diaria de las obras en repertorio. El concepto de ensemble corresponde justamente al grupo de actores que conocen y pueden representar varias obras del repertorio activo de cada compañía, lo suficientemente amplio como para hacer que los teatros funcionen con gran asiduidadpara conveniencia de los diferentes públicos —entre los que había siempre muchos jóvenes—. Este tipo de colectivo teatral obtiene cada año dinero del presupuesto estatal que es utilizado para las puestas en escena además de salarios y otros gastos. Por otra parte, existe un tipo de teatro comercial —entiéndase por esto auto gestionado— que pese a no obtener dineros estatales constituyen compañías capaces de vender sus productos a las diferentes salas comerciales.
Tal es el caso de la original Sophiensaele que se hace eco de la Ostalgie, un espacio para el teatro independiente ubicado en el centro del antiguo Berlín Oriental en un antiguo edificio sindical, que hoy se ha acondicionado para acoger en sus diferentes salas, propuestas de toda Alemania y del mundo; o el de Radial System V antiguo edificio de servicio del acueducto de la ciudad hoy convertido en una centro que “irradia” nuevas ideas y atrae diferentes artistas y públicos; espacio desde el que trabaja también la mundialmente conocida coreógrafa SashaWaltz junto al director teatral Jochen Sanding.

Ha llegado la noche de la última presentación teatral. Desde el teatro regreso andando al hotel para atrapar un poco más de ese Berlín que se me torna escurridizo entre tanta historia, novedad, reflexión, teatro cívico, un Berlín que se reconstruye entero tras la Caída del Muro, que se reinventapara entrar en consonancia con la multiculturalidad apremiante de Europa y el teatro es otra muestra de ello. Es mi última oportunidad para comprar un souvenir que llevarme a casa y entro en una tienda de barrio. Necesito una prueba irrefutable de que he estado aquí: elijo una jarra con una foto de la puesta de sol en la Puerta de Brandemburgo y una bolsa “IYBerlin”. Todo hecho en China.
De nuevo al Berlín-Tegel desde el que parto en la madrugada; una estancia de dos horas en el Aeropuerto de Schiphol donde cae una lluvia cortante al abordar el vuelo de regreso a La Habana. Hace calor aquí, pienso en cuanto llego al Aeropuerto José Martí y hago un gran bulto con los abrigos de invierno. De nuevo es domingo y tras los cristales veo a los mismos turistas que regresan a sus rutinas europeas. En tanto mi ciudad descorre sus cortinas una vez más para recibirme. 

Fotografías: 

https://www.nytimes.com/2018/05/03/theater/frank-castorf-faust-volksbuehne-theatertreffen.html

Comentarios

Entradas populares de este blog

Marías del Alentejo Festival das Marias - Festival Internacional de Artes no Feminino, octubre 2022

Volver al teatro es también regresar al convivio que es el teatro. Empacar en las maletas lo imprescindible y viajar cientos de kilómetros por aire o por tierra para estar frente o junto a otros y   llenarnos de sensaciones renovadoras y abrazos y presencias de otros en ese lugar mágico que sigue siendo el espacio teatral.   La región del Alentejo portugués tiene ese sabor de antaño capaz de enamorar a quien guste de las tradiciones; sin embargo se alza también como un hito en el ámbito del teatro iberoamericano como centro de cohesión de teatristas desde la constitución del   FITA -Festival Internacional de Teatro de Alentejo- y del más joven Festival de las Marías, un festejo internacional de arte femenino que ha celebrado su tercera edición en octubre de 2022. Dicho festival ha sido convocado desde el núcleo creativo de la Asociación Lendias d´Encantar y organizado como su directora artística y curadora de sus diferentes espacios por Leopoldina Almeida. Hacer un ...

Wapa Cafetería

©Indira R. Ruiz “Probar algo diferente” son las palabras con las que se definen. Para esta cafetería de aires internacionales no será algo difícil posicionarse en el gusto de la gente. Su especialización en crepes, smoothies -batidos- y waffles habla ya de su objetivo de inundar el mercado turístico con esta propuesta íntegramente de la cocina foránea. Hasta este establecimiento de menos de tres meses de funcionamiento llegamos para comprobar la calidad de sus productos y experimentar los caminos culinarios elegidos.

Descifrando El problema de los tres cuerpos

Cixin Liu (Henan, 1963) es acaso el escritor chino de ciencia ficción más aclamado en las redes y de las promociones editoriales. El primer nombre que salta cuando uno pone en el buscador esas palabras clave o cuando buscas referencias para leer tu próximo libro que debe ser 1-una obra de ciencia ficción 2-el trabajo de un creador que no conozcas y que sea ya un hito en su país o en su región. Dicho y hecho: aparece el sugestivo nombre de El problema de los tres cuerpos, la primera novela de la trilogía homónima compuesta además por El bosque oscuro y El fin de la muerte. Según las reseñas, la entrega ha sido tan exitosa en China que incluso algunas noticias hablan ya de una adaptación, de una serie, de un juego… En el pasado Ye Wenjie ha sido víctima de la Revolución Cultural china que en su universidad ha llegado para ajusticiar a aquellos que no se plieguen a los preceptos totalitarios de la enseñanza.